A río revuelto, ganancia de delincuentes
Por Eduardo Serrano
El asesinato de Carlos Manzo, presidente Municipal de Uruapan, Michoacán, no solo ha causado indignación y consternación en el pueblo mexicano, también ha despertado al “tigre” del hartazgo social, aquel que AMLO domó y utilizó a su favor para llegar a Palacio Nacional. Con el del “sombrero”, han sido 10 alcaldes asesinados en lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum; mientras que en el mandato de su antecesor, fueron 87; durante el gobierno de Peña Nieto 30, y con Felipe Calderón, 47. Pero, ¿se puede lograr algo “echando madres” entre opositores y cuatroteístas, a estas alturas del partido? ¡De nada sirve!, porque a río revuelto entre el gobierno federal y sus adversarios, la ganancia es para los pescadores de la delincuencia organizada.
En efecto, Carlos Manzo criticó duramente las deficiencias del gobierno federal en el combate a los grupos criminales, así como la colusión de las autoridades estatales. Por otro lado, reconoció los esfuerzos de Sheinbaum y su Gabinete de Seguridad, por hacerle frente a la violencia en aquella entidad, sin embargo, esas acciones no fueron suficientes para mantenerlo con vida, ni a él ni otros que han alzado la voz ante las múltiples amenazas. Esta situación, desde luego, está generando una crisis en el Gobierno federal y en MORENA, derivado de la reacción del pueblo michoacano y los múltiples reclamos de la oposición, solo que, ese estado, y Sinaloa, Tabasco, Zacatecas, Guerrero, Sonora y otros más que sufren de altos niveles de violencia, son gobernados por la 4T.
Pero en la oposición no cantan mal las rancheras. Chihuahua, Guanajuato y Jalisco, tiro por viaje, aparecen en los encabezados de la “nota roja” nacional. La realidad es que la violencia en nuestro país, es imposible que se combata en medio del desorden y la descoordinación. Es cierto, se equivoca la presidenta al calificar de “buitres” a sus opositores; comete un error al decir que la derecha quiere que regrese “García Luna”, o que pretenden que se le debe declarar la guerra al narcotráfico como lo hizo Calderón, ¡por supuesto que nadie quiere que eso suceda! El problema es que sigue con la misma narrativa de culpar a los “del pasado”, cuando en los hechos, está sufriendo las consecuencias de la estrategia fallida de su “pasado inmediato”.
En medio de todos los dimes y diretes, y del río revuelto de descalificaciones tras el asesinato de Manzo Rodríguez, lo más sensato es lo que ha dicho Kenia López Rabadán, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, al hacer un llamado a la unidad y a la responsabilidad de todas las autoridades. La legisladora señaló que este homicidio, cruzó una línea que debe marcar un antes y un después en el combate a la delincuencia, porque ellos son los ganones cuando la división prevalece. Es fundamental que se calmen las aguas con el diálogo y la colaboración, para que impere la coordinación institucional y de esta manera, se logre construir la paz que tanto anhelamos en México.
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