Un joven fuereño había llegado a la Plaza de Armas de esta ciudad –lugar de la cita con su novia- una hora antes de lo acordado.
Para hacer tiempo, como no conocía la ciudad, empezó a curiosear alrededor de la plaza.
Llamó su atención un anciano sentado en una banca. Tenía sobre las piernas unas carpetas y en el respaldo de la banca unas cartulinas con fotografías y recortes de periódicos y revistas.
Movido por la curiosidad se acercó y preguntó: Disculpe señor, ¿qué vende o qué anuncia?
– Vendo “mentiras” y eso anuncio. Contestó el anciano.
– ¿Puedo echarles un vistazo?
– ¡Claro para eso son! Siéntese.
El fuereño tomó las cartulinas y empezó a leerlas.
“Roban reliquia cristiana con dos mil cien años de antigüedad del templo de la Cofradía de la Rodilla Ensangrentada en Roma”
“Arqueólogos alemanes llegan a la conclusión que las pirámides de Egipto fueron construidas por indígenas mixtecas”
“Por accidente cae y explota misil en un panteón de Calcuta, India. Ciento treinta muertos y cuatrocientos heridos”
“Paleontólogos de la UNAM, encuentran en una caverna en La Zona del Silencio en Mapimi, Dgo. Cuatro esqueletos completos del Tiranosaurio Rex”
“Cae meteorito en Allende, Chih. Primero para el susto y después para el regocijo de sus habitantes, pues el meteoro de nueve toneladas de peso, contenía el setenta por ciento de oro y el treinta por ciento de platino”
“Arqueólogos jesuitas encuentran en una excavación en el templo del Santo Sepulcro, en Jerusalén, el esqueleto del cuerpo de Jesucristo”
El fuereño interrumpió la lectura y preguntó: Disculpe señor, ¡¿Usted vendió esta noticia del esqueleto de Jesús?!
– Mire usted joven: ya trabajaba para una prestigiada agencia internacional de noticias; yo lo ideaba y la agencia las vendía. Por cierto, esa fue la causa de que me corrieran. Se hizo tal alboroto con la grey católica que no les quedó de otra que darme aire. Me indemnizaron bien, no me quejo.
La plática se interrumpió cuando llego un señor. Saludo y preguntó el vendedor: ¿Trajo mí encargo?
-Sí señor. Tomó una carpeta y se la dio.
El del encargo abrió la carpeta, sacó una hoja escrita en máquina, le dio una leída; para luego, sacar de su cartera un billete de quinientos pesos, que dio al anciano y se despidió con un: ¡nos vemos!
El joven preguntón preguntó: ¿Qué le vendió al señor?
– Pues lo que vendo: una mentira.
– Yo preguntaba del contenido.
– ¿Qué paso joven? Yo vendo en exclusiva. Si quiere saber de qué se trata la noticia compre “El Sol de la Media Noche”
Opinó el joven: Estas noticias parecen tener poco o mucho de ciertas.
– Precisamente en eso estriba el éxito, hacer que la mentira parezca verdad. ¿Cuál de las que leyó le parecen más verídicas?
C O N T I N U A R Á…
Segunda y última parte.