POR: LILY ORTIZ
Cuando las decisiones de arriba opacan a los estados: el caso Durango
La votación en contra que realizaron las diputadas y diputados locales de Morena sobre el Paquete Económico 2026 dejó en claro que, en Durango, las decisiones políticas no siempre se toman pensando en la ciudadanía, y es que más allá de los argumentos públicos, el contexto posterior reveló que el rechazo no nació del análisis técnico o de una postura local, sino de una instrucción política nacional.
La filtración de un audio atribuido a la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, terminó por confirmar lo que muchos ya sospechaban: la orden fue votar en contra de los paquetes económicos en los estados donde Morena no gobierna, “vinieran como vinieran”. Una instrucción generalizada, sin matices, que coloca la disciplina partidista por encima de la responsabilidad legislativa; y lo más delicado: una estrategia que no castiga a los gobernadores, sino que termina golpeando directamente a la población.
Mientras tanto, en Durango, el contraste lo marcó el propio Congreso del Estado; el Paquete Económico fue acompañado por diputados del PRI, PAN, Movimiento Ciudadano y sorprendentemente el aliado natural de la 4T, el Partido Verde Ecologista de México. Una mayoría heterogénea, sí, pero que coincidió en algo básico: que frenar recursos para seguridad, salud, educación, obra pública y programas sociales sería un golpe directo a las y los duranguenses.
Frente a este escenario, el gobernador Esteban Villegas Villarreal reaccionó con un mensaje políticamente fuerte, pero institucionalmente prudente. Dijo claramente que no habrá revanchismo político hacia los alcaldes y alcaldesas de Morena en los municipios del estado. “Nosotros no somos iguales”, subrayó. Y aunque la frase puede leerse como una crítica frontal, también es una apuesta por mantener la gobernabilidad y no romper puentes con quienes, desde lo local, deben trabajar coordinadamente para que los servicios básicos lleguen a la ciudadanía.
Villegas Villarreal también adelantó que se reunirá en los próximos días con los legisladores que votaron a favor del paquete PRI, PAN, MC y PVEM; para agradecerles la responsabilidad de apoyar un presupuesto que, en su visión, representa beneficios concretos para Durango. Ahí, el mandatario deja ver otra lectura: mientras algunos diputados actuaron bajo consigna, otros lo hicieron pensando en sus distritos.
Pero la declaración más reveladora del gobernador fue cuando señaló que el verdadero “cobro político” no lo hará él, sino la ciudadanía; y puede que tenga razón. En la lógica electoral, las decisiones legislativas tienen consecuencias, las y los diputados de Morena deberán regresar a sus distritos, tocar puertas, escuchar reclamos y explicar por qué votaron en contra de un presupuesto que contenía recursos para fortalecer hospitales, aumentar patrullajes, mejorar escuelas y ampliar programas sociales. Y algo es muy cierto de todo esto; será la gente y no el gobernador quien evalúe si esa respuesta, basada en una instrucción nacional, fue lo mejor para Durango.
La pregunta final es inevitable: ¿valió la pena el riesgo político? ¿Realmente tenía sentido sacrificar el beneficio local por una estrategia de partido? Quizá en el tablero nacional la orden tenía lógica; en el terreno de la realidad duranguense, el costo puede ser alto y pagarse en las urnas. Y aquí cabe la frase acuñada en la política local “Durango, se cuece aparte”.
Lo ocurrido deja una lección: en política, las decisiones verticales pueden funcionar en términos de disciplina partidista, pero no necesariamente en términos de gobernabilidad ni de cercanía con la gente. Y en Durango, la gente observa, toma nota y, llegado el momento, pasa factura.
HABLEMOS DE…
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