Después de un largo tiempo de padecer complicaciones por diabetes hipertensión, sobrepeso y un desánimo por la vida, don Rafael N. de 70 años, logró mejorar su calidad de vida y con ello su salud, tanto emocional como física, tras concluir el programa “Envejecimiento Activo”, que se imparte en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 44, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Don Rafael comentó que su vida era complicada, pues se encontraba sumergido en una depresión porque las complicaciones de la diabetes le generaban dolores intensos en sus piernas, sensación de cansancio crónico y debilidad muscular. “No tenía condición física para hacer las cosas más sencillas, como salir a la tienda a comprar alimentos para mi desayuno, mucho menos para salir a caminar”, dijo.
Poco a poco, al perder independencia, se sintió más inseguro, por lo que ya no salía de casa y permanecía largas horas sentado, sin platicar con nadie. “Me convertí en una persona antisocial y retraída, no quería hablar con nadie”.
En una de las consultas de seguimiento de su padecimiento, en la UMF No. 44, su médico le comentó que lo derivaría a Trabajo Social para que lo integraran en el programa “Envejecimiento Activo”, que le ayudaría a mantener un adecuado control de su enfermedad crónica.
La primera vez que tuvo contacto con la trabajadora social, María Guadalupe Rueda, se sintió cómodo y confiado gracias a su buen trato. “Me pasaron a valoración con una enfermera, quien se percató de que presentaba una serie de padecimientos que me complicaban tener una
vida feliz y me dijo: Don Rafael, aquí va a hacer muchos amigos, pero sobre todo, va a conocerse mejor a usted mismo y con eso ya verá que va a mejorar.“
Inició el programa, y durante seis meses, adquirió conocimientos sobre distintos temas, como: empoderamiento, información sobre la diabetes, nutrición, salud emocional y autocuidado, mientras evaluaban su salud.
Don Rafael comentó que el programa le ayudó a conocer y aceptar sus enfermedades; fue derivado en varias ocasiones con diferentes especialistas para tratar padecimientos; pero sin duda, el cambio más importante que obtuvo fue en su actitud, su familia se lo hacía saber y disfrutaba de su buen humor, su proactividad y ganas para hacer las cosas.
María Guadalupe Rueda comentó que el caso de don Rafael fue especial, ya que al principio que lo conoció era retraído, serio, traía desánimo en su mirada, se le realizó una serie de valoraciones iniciales, y de acuerdo a sus respuestas se modificó el programa, para fortalecer su atención, también se brindó atención al familiar que lo acompañaba, para explicarle el proceso que iba a pasar y como su círculo cercano podía fortalecer el proceso.
Conforme pasaban los meses, el cambio fue muy notorio, vio la vida de otra manera, el señor Rafael ha aceptado su edad, pero se volvió más activo, alegre, independiente, y ahora su salud es mucho mejor porque su diabetes está controlada.
El señor Rafael compartió que no se dio cuenta en el momento que le dejaron de doler sus piernas, pero un día se descubrió bajando las escaleras con agilidad, caminaba distancias más largas sin cansarse y tenía ánimos para conversar o realizar algunas tareas domésticas.
Afortunadamente, la dosis de medicamentos que consumía diariamente se redujo y dejó de tomar analgésicos, los cuales usaba de forma regular.
María Guadalupe expresó que el programa “Envejecimiento Activo” está encaminado a lograr que pacientes mayores de 60 años de edad, sean exitosos en todos los aspectos de su vida, logren tener un envejecimiento feliz y saludable al recibir la información necesaria para que la toma de medicamentos sea con orden y disciplina; y fomenta el consumo de agua, alimentación saludable, así como el dormir mínimo ocho horas diarias.
Don Rafael se describe como un hombre más seguro, activo y más feliz. “El IMSS me regaló una segunda oportunidad de vivir, y vivir bien”, por ello invitó a que otras personas como él se sume al programa y lleguen plenos a la edad adulta. “¡Vida solo hay una!”, finalizó