MARIANO ALVARADO
Según datos del INEGI, el estado de Durango es el que tiene el índice más bajo de desarrollo. Apenas un .09 por ciento, meno de un punto.
Y contra lo que pudiera esperarse, el más alto índice no lo tiene ni Nuevo León ni Querétaro, ni Jalisco, ni Puebla, sino Tabasco, con un 17 por ciento de desarrollo.
Suponemos que esta ventaja ha de ser la tierra del Presidente de la República.
Y ni modo de pensar que resucitara Guadalupe Victoria, el único presidente que hemos tenido.
Y para colmo, nuestros más distinguidos personajes, no necesariamente héroes, no conservaron su nombre original y se desarrollaron fuera de Durango:
Ramón Adaucto Fernández Félix, nació en Tamazula, pero se desarrolló en Veracruz y cambió su nombre por el de Guadalupe Victoria.
Doroteo Arango nació en Durango, pero se desarrolló en Chihuahua y cambió su nombre por el de Francisco Villa.
El otro personaje nuestro no cambió su nombre y sí se desarrolló gran parte en Durango, pero su actuación no fue tan relevante como la del anterior, Francisco Zarco Mateos:
Aclaración, la presentación del libro de Jaime Herrera El Calabazo”, en Canatlán, no fue en el barrio de Los Treinta Viejos, sino en la casa parroquial a la que desde luego sí asistieron más de 30 ancianos.
A los chavos de Aguilera les dieron una buena lección las personas que estaban el viernes pasado en las oficinas de la Secretaría de Educación, les impidieron entrar y algunos de ellos hasta los tumbaron.
Cerca de 1,500 jubilados del estado de Durango se posesionaron el 20 en las oficinas de Pensiones en demanda del pago de aguinaldos.
Se retiraron, al parecer con la promesa de que se les pagaran en esta semana que viene.
Jimena Zepeda Salas es una nueva contadora pública egresada de la FECA.
Hay muchos contadores públicos, pero en ésta, cabe la alegoría de que pasó exenta con un promedio general de calificaciones de 9.8.
Nieta de tigre pintita.
Mañana no aparecerá esta columna, como una forma de otorgarles el descanso a nuestros lectores.
