¿Adjudicación directa para la presa Tunal II?
Por: Juvenal Rosales Flores
Tras una licitación declarada desierta, la construcción de la presa Tunal II podría convertirse en uno de los proyectos más polémicos; ahora el gobierno federal tiene la posibilidad legal de asignar la obra por adjudicación directa. Sin embargo, la pregunta que flota en el ambiente es inevitable. ¿Irá a parar el contrato a algún pariente, compadre o conocido de la llamada “Cuarta Transformación”?
Posiblemente, el beneficiario podría ser una empresa nacional o incluso una transnacional, pero no faltará quien piense que detrás de la decisión habrá intereses más personales que técnicos.
Vale la pena recordar que un grupo de constructores duranguenses —Rubén Tinoco, Alberto Gamboa, Esteban Galindo, Cruz Arreola, Jorge Ávila, Marcos Vargas, José Antonio Blanco y Francisco Salazar, actual presidente de la CMIC— habían conformado un consorcio sólido, con respaldo económico y capacidad de ejecución para competir por el proyecto.
Sin embargo, la barrera principal fue un requisito específico, no contar con cinco años de experiencia en obras similares. Y aquí surge otra interrogante; ¿cuántas presas se construyen al año en Durango o en México para que las empresas locales puedan cumplir con tal condición?
El proceso parece, ha estado lleno de tropiezos. Después de haberse reprogramado tres veces la fecha del fallo, la licitación fue declarada desierta. La primera convocatoria marcaba el 14 de julio como fecha para el veredicto; después se cambió al 21, luego al 23 y finalmente al 24 de julio. Cada aplazamiento alimentó más la incertidumbre entre las empresas participantes y la opinión pública.
En términos técnicos, una licitación desierta significa que el proceso de contratación pública no logró adjudicar un contrato, ya sea porque no hubo propuestas o porque las presentadas no cumplieron con los requisitos establecidos. En otras palabras, la autoridad no encontró un proveedor que cumpliera sus criterios… o no quiso encontrarlo, dirían los más suspicaces.
Francisco Salazar Mendía, presidente de la CMIC en Durango, confirmó que todas las empresas fueron descalificadas. En el caso de las locales, la falta de experiencia específica en obras de gran magnitud fue la razón oficial para dejarlas fuera; pero constructor consideró este criterio es injusto, sobre todo si consideramos que instituciones como el Ejército Mexicano han ejecutado aeropuertos y trenes sin experiencia previa directa en esas áreas.
El dirigente no descartó que, tras esta licitación fallida, el gobierno federal opte por la adjudicación directa. Una práctica que, como bien señaló, no es nueva y que históricamente ha dejado un sabor amargo en materia de transparencia y competencia económica.
No se trata de una obra menor. La presa Tunal II implica una inversión cercana a los 4 mil millones de pesos, de los cuales 700 millones se ejercerán en 2025. Su función será estratégica; dotar de mil 500 litros por segundo de agua de calidad y cantidad adecuada a más de 300 mil habitantes de la ciudad de Durango.
El Gobierno de México, a través de la Conagua, incluyó este proyecto como uno de los 17 estratégicos de infraestructura hídrica en el país y forma parte del plan de la presidenta Claudia Sheinbaum para atender las zonas con mayor escasez de agua y reducir riesgos de inundaciones. Sin embargo, la forma en que se asigne la obra marcará la narrativa. ¿Será un ejemplo de planeación o de favoritismo?
En estos días se comentó que la Conagua podría lanzar una nueva convocatoria. La diferencia sería que esta vez se ajustaría el tiempo y los requisitos para que un empresario “a modo” pueda cumplir sin problemas. Si esto ocurre, se confirmaría que la licitación desierta no fue casualidad, sino un paso calculado para allanar el camino.
Las empresas locales, por ahora, observan con una mezcla de frustración y cautela, ya que saben que competir contra los designios de una adjudicación directa es como remar contra corriente; pero también entienden que un proyecto de esta magnitud podría significar no solo derrama económica, sino prestigio técnico para la región.
Usted, amable lector, saque sus propias conclusiones. La pregunta de fondo no es solo quién construirá la presa, sino bajo qué reglas y con qué intereses reales; porque cuando el agua y miles de millones de pesos están en juego, la transparencia deja de ser un detalle… y se convierte en la presa más codiciada.
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