¿Qué es lo diferente en este nuevo confinamiento?
Sólo el motivo.
No, no deberíamos extrañarnos de lo que ahora estamos viviendo; ya nos ha sucedido antes, al menos en el transcurso de los últimos 14 años, en unos al extremo, en otros en menor grado.
Pero en efecto, el confinamiento ha sido superior y el miedo mucho, mucho mayor al que hoy vivimos.
¿Por qué olvidar aquellos encierros ante el riesgo mayor de una bala perdida, de una ráfaga intempestiva o de un “levantón” a plena luz del día?
Tenemos corta memoria.
Atrás, muy perdido en el inconsciente ya están aquellos años de horror que se padecieron enDurango y en México.
Muy rezagados están los recuerdos de los autoimpuestos “toques de queda”, de los antros y bares cerrados, desaparecidos los más. De las leyendas urbanas que relataban la presencia de éste o aquél capo en tal o cual restaurante o de los asaltos al interior de éstos.
¿Por qué olvidar lo que ya hemos vivido? Y, peor aún, ¿por qué rebelarse a lo que para nuestra protección nos han impuesto ahora?
No olvidemos tampoco: tenemos una juventud -aquellos que hoy promedian de 27 a 35 años- cuya inquietud natural ha vivido presa, confinada, atemorizada, coartada.
Tenemos hijos, sobrinos y amigos que se hartaron de aquel encierro. Que pretenden rebelarse ante este nuevo motivo pero que, por fortuna -los más-escuchan y se quedan en casa…una vez más.
Ya se nos olvidó a los viejos y a los no tan viejos,que esos jóvenes han padecido en mayor grado las nefastas consecuencias de los distanciamientos sociales obligados. ¡A ellos no! Pero les tocó otra vez.
No olvidemos pues lo que ha sido nuestra existencia en los últimos 14 años.
Aquellos aciagos tiempos los vencimos; seguro estoy que lo volveremos a hacer.
Es la misma historia, sólo es diferente el motivo.