POR: LILY ORTIZ
Mentir para dar menos pensión… ahora sí tendrá consecuencias
Por años, la simulación ha sido un arte en este país. No hablamos del teatro ni de la política (aunque a veces son la misma cosa), sino de esa práctica mezquina y cobarde con la que muchos padres deciden “maquillar” su sueldo para dar menos pensión alimenticia. Un fraude disfrazado de astucia que, durante décadas, ha pasado impune, con la complicidad silenciosa de empleadores, contadores y áreas de recursos humanos; todo, para que el señor no se “descapitalicé” cumpliendo con lo que por ley y por decencia le corresponde a sus hijos.
Pero esa vieja costumbre podría llegar a su fin; la diputada Rocío Rebollo, del grupo parlamentario del PRI en el Congreso de Durango, ha puesto sobre la mesa una iniciativa que pone el dedo justo en la herida: quienes encubran o alteren información laboral para evadir el pago justo de la pensión alimenticia podrán ir a prisión. Sí, cárcel, para quienes simulan ganar menos de lo que realmente perciben.
Porque lo que está en juego no es un capricho de la expareja ni una disputa doméstica, sino el bienestar de niñas y niños que cargan con la irresponsabilidad de un adulto que decidió desaparecer ceros de su nómina. Rebollo lo dice claro: “tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le agarra la pata”. Es decir, no solo será sancionado el padre que miente, sino también el patrón o la empresa que le ayuda a ocultar su verdadero ingreso.
Durante años, hemos escuchado historias que rayan en el absurdo: ejecutivos que de un día para otro aparecen en el SAT con salario mínimo; empresarios que “renuncian” a su propia compañía para simular ser empleados eventuales; trabajadores que, en complicidad con sus jefes, recortan su sueldo en el papel para “no dar tanto”. Todo esto con la frialdad de quien cree que burlar a la ley lo hace más listo. Pero no, no se trata de inteligencia financiera. Se trata de robarle a tus propios hijos, y eso, se mire por donde se mire, tiene otro nombre.
La propuesta de la diputada priista no solo busca castigar una conducta, sino desmontar una cultura de impunidad y simulación que ha normalizado el engaño como una forma de “responsabilidad a medias”. Ya no bastará con esconder el ingreso o simular pobreza para zafarse de la obligación; quien lo haga, y quien le ayude, pagará las consecuencias.
Quizá haya llegado el momento de recordarle a más de uno que la paternidad no se mide en billetes escondidos ni en recibos falsos, sino en la dignidad de cumplir sin trampas y con lo que les corresponde a sus hijos. Porque los niños no viven de excusas… y la justicia, al fin, parece dispuesta a cobrar la factura.
HABLEMOS DE…
POR: LILY ORTIZ “No es un piropo, es violencia”El reciente episodio de acoso que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum...
