Expectantes y críticos del proceso interno del PRI, los panistas veían cómo las inconformidades surgían entre los tricolores; las irritaciones públicas, la toma de su edificio, las descalificaciones a uno u otro candidato; los amagos de renuncia, la consumación de algunas…
MORENA, RSP, MC…disfrutaban y hasta impugnaban su alianza.
Pero el tricolor superó con creces su proceso interno y curó, al menos en apariencia, las heridas que produjo la selección de los hombres y mujeres que lo representarán en cinco de los seis distritos locales (falta que el CEN defina el 15) y en las dos diputaciones federales acordadas en la mesa con el PAN y el PRD.
Pasaban las semanas y los blanquiazules no iniciaban su propio proceso. Los del PRI, de vieja escuela, de inmediato se pusieron a operar su organización, su estructura, sus estrategias; conformaron sus equipos y ya están en territorio, al menos la mayoría. Cabildearon en corto con los inconformes, al parecer lograron acuerdos y sus maquinarias, están avanzando.
Mientras Enrique Benítez y Roberto Padilla, Presidente del CDE y Delegado del CEN del PRI, respectivamente, recorren el estado y afinan sus comités, preparan a capacitadores y activistas del inminente proceso; en la casa del PAN, se les hace bolas la masa.
El arranque del registro de precandidatos en el PAN fue vertiginoso, como vertiginosos se dieron los sucesos posteriores al mismo. De las manifestaciones de apoyo y gozo, se pasó a la manifestación airada, a la descalificación y a la muy posible campaña de brazos caídos desde el ayuntamiento.
“Bajar” a Minka Hernández de la candidatura al Distrito 5 local puede tener consecuencias. Colocarla en la suplencia de esa misma fórmula con Patricia Jiménez puede interpretarse como una humillación; por más que la decisión haya venido del centro y por más que esté justificada, tendrá naturales consecuencias en los días activos de campaña. La postura institucional del alcalde, nadie la cree.
Pero los reacomodos aún no terminan. La lista plurinominal aún puede sufrir variantes y con ellas, vendrán otras inconformidades y, lo peor, con el tiempo encima.
Y eso es lo que se oye y se lee en los medios. Hay que sumar lo que, en voz baja, circulan aquellos que fueron marginados cuando más merecimientos tenían. Ellos, ellas, no encuentran explicación a la que denominan la perdida de la esencia de la alianza; y si la encuentran, la molestia es más profunda.
Se suponía –dicen- que en lo federal se trataba de generar equilibrios cuantitativos y cualitativos en la Cámara de Diputados. De llevar tribunos calificados, legisladores capaces, personajes preparados. La consecuencia de la alianza, presuponía también el sacrificio de principios e ideologías, la restricción de espacios, pero para compensarlos con calidad que le hiciera frente al gobierno de MORENA y sus legisladores, que no se han distinguido propiamente por brillantes.
Como están las cosas, advierten prácticamente perdidos los distritos 3, tanto federal como local. Si no se da un golpe de timón, serán espacios regalados a MORENA, sin necesidad.
Al margen, los de Regeneración Nacional no dan luz. Faltan ellos. También ahí se cuecen habas y no faltan muchos días, la próxima semana las veremos hervir.
Otros, como Redes Sociales Progresistas, también viven sus infiernitos. El pasado miércoles por la noche tuvo su revuelta y los candidatos a los distritos locales 10, 11 y 12 le habrían renunciado. El regionalismo se hizo presente y no aceptaron las imposiciones pretendidas desde la capital. El resto siguen en la pepena y batallan en la conformación de sus plantillas de candidatos y no tienen aún certezas. ¡Vaya proceso!
-Amaury Alvarado