México tiene el mejor sistema de salud del mundo.
Cínico, burlesco y petulante… así presentó su sexto y último informe de gobierno -gracias a Dios- el presidente López Obrador.
Una homilía llena de mentiras, con pasajes que rallan en el pitorreo para quienes conocen de fondo lo que ha sido el gobierno de Andrés Manuel: mucho discurso para tan poca realidad.
¿Cómo es posible mandar al carajo un país que, antes de su llegada, tenía muchas áreas de oportunidad -sí-, pero que avanzaba hacia la modernidad? Y ojo, no pretendo defender lo indefendible del sexenio de Enrique Peña Nieto, pero la verdad el México que le entregó a López Obrador, es entrañable frente al que le heredará este último a su fiel súbdita.
Veamos:
El gobierno de Enrique Peña Nieto le dejó en caja a AMLO, 300 mil millones de pesos para que tuviera un cómodo arranque de administración, además de poco más de 1.3 billones de pesos en fideicomisos. La inflación estaba en 4.3 por ciento, el tipo de cambio en 19 pesos por dólar, el crecimiento en 2.1 por ciento y el déficit fiscal en 2.3 por ciento.
AMLO deja la caja casi sin dinero pues sólo habrá recursos adicionales para vivienda y hospitales, menos de la mitad de los fideicomisos que ahora son concentrados en las Fuerzas Armadas, una inflación de 4.98 por ciento, un tipo de cambio altamente volátil que ha llegado a rozar los 20 pesos por dólar, un crecimiento de 1 por ciento y un déficit fiscal de 5.4 por ciento.
No hay excusas, el gobierno de la 4T fue peor y eso no es solo culpa de él, también hay ineptitud en quienes le acompañaron… aunque más que ineptitud, fueron abyectos, pusilánimes y comparsas de la corrupción que invadió las oficinas de quienes dijeron serían diferentes.
“Vamos a limpiar la corrupción como se barren las escaleras: de arriba hacia abajo” dijo al iniciar su gobierno; hoy, después de seis años, su administración apesta a corrupción: sólo en Segalmex, 15 mil millones de pesos desaparecidos en fraudes, una cifra que es tres veces mas grande que el mayor de los escándalos de este tipo en el sexenio de EPN, la famosa “estafa maestra”.
Sus hermanos, hijos, primos, primas, amigos de sus hijos y hasta la nuera, están inmiscuidos en desfalcos y probables ilícitos en los sectores de petróleo, medicinas, alimentos y construcción.
¿De verdad les siguen creyendo que son diferentes?
No lo son y me atrevo a decir que son peores porque como dicen en el barrio, “traían hambre vieja” y se les notó.
Pero bueno, dentro de toda la cantidad de sandeces que dijo, hubo una que más que enojo debería provocar frustración.
Frustración porque tenemos el Presidente que nos merecemos, un tipo que se atrevió a decir que “tenemos el mejor sistema de salud del mundo, no cómo el de Dinamarca, sino mejor”.
¿Es decir que en el país danés mueren más del 20 por ciento de sus habitantes por falta de atención médica? Porque aquí en México, sí. Y dentro de esa estadística, hay que incluir a 3 mil niñas y niños que han perdido la vida porque no contaron con medicamentos oncológicos para continuar su tratamiento de lucha contra el cáncer.
No es un tema de colores sino de empatía, no se trata de ser o no partidario u obradorista, sino solo de ser humano… y humanidad es lo que le faltó en muchas ocasiones al gobierno que está por concluir.
AMLO pasará a la historía como el gran mentiroso porque no tiene rival para decir cosas increíbles por no llamarlas ridículas, tergiversar datos, falsear otros, mezclar anécdotas y fábulas con situaciones de la vida cotidiana o expresar medias verdades para esconder fracasos. Ese fue López Obrador, un político venido a menos desde que tuvo la oportunidad de hacer lo que siempre quiso y para lo que al parecer, nunca estuvo preparado.
Lo bueno es que ya se va… o bueno, eso dice.
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